“A las tres, aunque sea por un breve momento, sumérgete en mi pasión, particularmente en mi abandono en el momento de mi agonía. Implora mi Misericordia, adórala y glorifícala. Suplica su Omnipotencia por el mundo entero, especialmente por los pecadores, ya que en ese momento se abrió, de par en par, para cada alma. Es la hora de la gran misericordia. Yo te permitiré penetrar en mi tristeza mortal. En esta hora yo no rehusaré nada al alma que me pida algo por los méritos de mi Pasión; puedes obtener todo lo que pidas para ti y para los demás. En esa hora la Misericordia triunfó sobre la justicia”
¡Oh Sangre y Agua que brotasteis
del Sagrado Corazón de Jesús como
una fuente de Misericordia para nosotros,
yo confío en ti!
La humanidad no encontrará la paz
hasta que no se dirija con confianza a mi Misericordia.
“¡Cuánta necesidad de la Misericordia de Dios tiene el mundo de hoy […]Por eso quiero consagrar solamente el mundo a la misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado a través de Santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de esperanza! ”
(S.S. Juan Pablo II consagró el mundo a la Misericordia Divina el 17 de agosto del 2002)
(S.S. Juan Pablo II consagró el mundo a la Misericordia Divina el 17 de agosto del 2002)
Desde la Residencia Santa Marta, toda la comunidad y residentes les deseamos un Feliz día de la Misericordia.
¡Jesús, confiamos en ti!