jueves, 14 de octubre de 2010

La Bendición del Anciano


Bendito eres si comprendes

que mis manos tiemblan

y que mis pues se han vuelto lentos.


Bendito eres, si te acuerdas

que mis oídos ya no oyen tan bien

y que ya no entiendo todo.


Bendito eres si sabes

que mis ojos ya no ven tan bien.


Bendito eres si no te enfadas

cuando por enésima vez te repito el mismo cuento.


Bendito eres si sonríes

y me preguntas por los días de mi juventud.


Bendito eres si me tratas con ternura,

entiendes mis lágrimas silenciosas

y me haces sentir que soy amado.


Bendito eres si te quedas

un poco más de tiempo conmigo

y me coges de la mano

cuando entre en la noche de la muerte.


Bendito eres;

yo cuando esté en el cielo

alumbraré las estrellas para ti.