lunes, 30 de noviembre de 2009

Hoy comienza la novena en honor de la Inmaculada Concepción de María


El 8 de diciembre de 1954 el Papa Pío IX instituyó el dogma y la fiesta de la Inmaculada Concepción de María al declarar que ésta “fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios”.

Cada año la Novena es, por tanto, una nueva oportunidad que nos brinda la Iglesia para que redescubramos la belleza que se esconde en su persona; es decir, en alguien que nunca le ha negado nada a Dios, en alguien cuya unión con Dios es plenamente limpia, en alguien que posee todas las riquezas del amor y ninguna de las sombras del egoísmo o la traición.

Dicha belleza no es fácil de captar. Para ello necesitamos tiempo -de ahí los ocho días que dura la Novena- y formación. Esta formación la adquiriremos meditando en el Evangelio los principales pasajes de su vida. Lo intentaremos hacer como si los leyésemos por vez primera; con humildad, dejándonos impresionar una vez más por el Espíritu Santo.

Captar la belleza física, externa o superficial de una persona, resulta sencillo; es algo perceptible a primera vista. Sin embargo, sentirse atraído por la belleza de María es algo más profundo: su belleza es más preciosa, más preciada, algo que pertenece exclusivamente a la vida. Por eso, para hacernos cargo de ella, sobran las explicaciones. No la podemos percibir sólo con palabras. Es algo que toca a cada uno descubrir meditando su vida, sus reacciones, sus palabras; algo que aparece “poniéndose en camino”. Para captarla, por tanto, nos ayuda más el “venid y lo veréis”, de Jesucristo a aquellos discípulos de Juan el Bautista o, el “ven y verás” de Felipe a Natanael, que lógicos razonamientos.

Estas páginas pretenden ser una ayuda para que tú también te pongas en camino; para que te metas cada día en una de las escenas de su vida y no tengas prisa por salir de ahí. Piénsala despacio. Dale vueltas en tu corazón. De esta manera, al final, tú y yo, con la ayuda de nuestra Madre, nos sentiremos también arrebatados por su vida limpia y santa y sacaremos propósitos de ser más generosos, de vivir plenamente entregados -alegremente entregados- a los demás.

Haz click sobre cada día de la novena y aparecerá la reflexión correspondiente.

30 de noviembre. VOCACIÓN: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”

1 de diciembre. FE: “Bienaventurada tú que has creído”

2 de diciembre. HUMILDAD: “Porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones”.

3 de diciembre. PRESENCIA DE DIOS: “Guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón”.

4 de diciembre. SACRIFICIO: “Una espada traspasará tu alma”.

5 de diciembre. OBEDIENCIA: “¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?”.

6 de diciembre. VOLUNTAD DE DIOS: “Haced lo que él os diga”.

7 de diciembre. ORACIÓN: “Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan”.

8 de diciembre. MI MADRE: “He ahí a tu madre”.