domingo, 30 de octubre de 2011

San Mateo 23, 1-12

Los que anhelan los primeros puestos en los banquetes

Mat 23:1 Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos
Mat 23:2 diciendo: -En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.
Mat 23:3 Haced y cumplid todo cuanto os digan; pero no obréis como ellos, pues dicen pero no hacen.
Mat 23:4 Atan cargas pesadas e insoportables y las echan sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con uno de sus dedos quieren moverlas.
Mat 23:5 Hacen todas sus obras para que les vean los hombres. Ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas.
Mat 23:6 Anhelan los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas
Mat 23:7 y que les saluden en las plazas, y que la gente les llame rabbí.
Mat 23:8 Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar rabbí, porque sólo uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Mat 23:9 No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque sólo uno es vuestro Padre, el celestial.
Mat 23:10 Tampoco os dejéis llamar doctores, porque vuestro doctor es uno sólo: Cristo.
Mat 23:11 Que el mayor entre vosotros sea vuestro servidor.
Mat 23:12 El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.

Biblia EUNSA

"Palabra del Señor"

"Gloria a ti Señor Jesús"



Meditación:


Los que anhelan los primeros puestos en los banquetes

Hay, sí, hay, los que anhelan los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas, y hacen mal y maldades para conseguirlo, para tener este tipo de prestigio, y pasan cien años, y nadie los recuerda.

¡Cuánta envidia suscita en algunos la santidad! Porque dicen, algunos pocos, entregar toda su vida a Dios, y pretenden comprar la santidad a la carta, para tener primeros puestos en los banquetes, pero la santidad se gana aguantando las fechorías de los malos, de la vida, y dar siempre el bien, luchando para ser buenos y ser buen ejemplo.

La religión, vivir la fe, ser religioso, no es hacer maldades, es, al contrario, ser como ángeles. Y, se puede, ¡se puede! Conozco a muchos-as religiosos-as que me recuerdan a los Santos Ángeles Celestiales. Tú eres uno-a de ellos, y doy gracias por ti, al Cielo.

¡Alabado sea Dios por todo tu amor al servicio de la Comunidad, de la Santa Iglesia Celestial!

P. Jesús