"Jesucristo, no es capturado porque todavía no había llegado su hora"
Es éste uno de los temas que más recurren en San Juan:La hora de Cristo comoe l momento de la redención, como el momento en el cual Él va a librarnos a todos de nuestros pecados. La hora de Cristo es una hora que no es suya, no está impuesta por Él, sino que es la hora que el Padre le ha impuesto y mientras no llegue ese momento, jesucristo va a vivir, por así decir, libre de sus enemigos;pero en el momento que esa hora llegue, Jesucristo va a ser entregado a sus enemigos.
Esto no podría parecer una especie de determinismo o de falta de libertad, cuando realmente es un sumergirse en la orientación de nuestra libertad a la adhesión total a Dios. En el caso de Cristo el hecho de tener que obedecer a Dios va a significar, en se momento concreto, escaparse de sus enemigos: "Todavía no había llegado su hora". Sin embargo, sabremos que depués, cuando llegue su hora, Jesucristo será entregado. Es lo que Jesús dice a los soldados que van a aprenderlo en el Juerto de los Olivos:"Ésta es vuestra hora y la del Príncipe de las Tinieblas"
Esto no podría parecer una especie de determinismo o de falta de libertad, cuando realmente es un sumergirse en la orientación de nuestra libertad a la adhesión total a Dios. En el caso de Cristo el hecho de tener que obedecer a Dios va a significar, en se momento concreto, escaparse de sus enemigos: "Todavía no había llegado su hora". Sin embargo, sabremos que depués, cuando llegue su hora, Jesucristo será entregado. Es lo que Jesús dice a los soldados que van a aprenderlo en el Juerto de los Olivos:"Ésta es vuestra hora y la del Príncipe de las Tinieblas"
Es uan disposición interior que nosotros tenemos que llegar a tomar: la disposición interior de llegar a aceptar la hora de Dios sobre nuestra vida. Es decir, aceptar plenamente el camino, el designio de Dios sobre nuestra vida, lo cual requiere nuestra capacidad de purificar nuestra voluntad, nuestra capacidad de decir a nuestra voluntad que no es ella la que tiene que mandar, sino que es Dios nuestro Señor quien lo tiene que hacer.