jueves, 25 de agosto de 2011

Primeras Vísperas de la Solemnidad de Santa Teresa Jornet e Ibars



La noche del 25 de Agosto, poco antes de las doce, preguntó a las Hermanas, que le acompañaban, que hora era y cuando le traerían al Señor. Le respondieron que eran cerca de las doce. La Madre les dijo entonces: "Bien, si no son las doce todavía, tomen alguna cosas porque estarán cansadas". Luego, añadio: "He comulgado todos los días, pero mañana no podré hacerlo".


Al poco rato volvió a preguntar con viva ansiedad:


"¿Cuándo me traerán al Señor?. Qué hora es?".


"Madre ,es muy temprano. Apenas si será la una".


"¡Cuánto tardan en pasar las horas esta noche!".


Siguió un grande silencio. Sobre las tres, volvió a preguntar la hora. Preocupadas por la insistencia de aquellas preguntas, las Hermanas determinaron avisar a D. Ezequiel Estévez, el Capellán de la Casa Madre. Corrió a reconciliar a la Madre, se entretuvo mucho más que de ordinario. Cuando salió, se dirigió hacia la Capilla, para tomar el Sacramento y darle la Comunión.


Entonces, en un momento, sobre el rostro dela Madre aparecieron las señales del fin. Miró a su alrededor, abrazó con la mirada a las Hijas presentes, sonrió como para dar el último adiós a todas, y después inclinó suavemente la cabeza: Había muerto.


En vida, deseaba ardientemente comulgar, pero ese día el Esposo la llamó a gozar eternamente en su presencia.


" Ven Esposa de Cristo recibe la corona eterna que el Señor te ha preparado desde toda la Eternidad".