lunes, 27 de mayo de 2013

Dia 27: La palabra de María

Cuánto nos duele cuando, alguien, nos falla en la palabra dada!

Hoy, y dentro de este mes de mayo, contemplamos a María en una de las dimensiones que más coherencia y sentido dio a su existencia: SU PALABRA.

-Pocas palabras pronunció María. Pero, entre todas ellas, sobre sale sin duda el "aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según su Palabra".

-Pudo mas el sentido de Dios que su propia perso
na. El afán de dar gusto a Dios, que los propios caprichos. María, desde el principio hasta el final, fue aquella mujer que se tomó en serio la palabra dada al ángel: ¡aquí está la esclava del Señor!

Se suele decir que se coge al mentiroso antes que al cojo. Nuestras palabras y nuestros compromisos, en variadas ocasiones, son preámbulo de negaciones conscientes o inconscientes: prometemos lo que sabemos que no vamos a cumplir o, por otro lado, nos ofrecemos sin saber sopesar riesgos, capacidades y posibilidades.

María fue consciente de sus limitaciones y de su pobreza. Pero, todo ello, supo depositarlo a los pies del Señor. Tal vez hasta pensaría: Si El me ha elegido; ¡ El sabrá cargar con las consecuencias!

Pero Maria, cumplió con la palabra dada. Y, desde ese momento, se volcó de lleno par que, aquella otra "Palabra", fuera tomando forma en su seno.

¿Cómo son nuestras promesas? ¿Sinceras o hipócritas? ¿Llenas de Dios o de vanidad? ¿Dispuestas para Dios o enemistadas con El?

Pongamos ante la imagen de la Virgen María, este abecedario. Quiere simbolizar nuestro deseo de cumplir -desde la "A" a la "Z" - los deseos de Jesús contenidos en el Evangelio.


Si yo me olvido de Ti
Tú no te olvides de mí.
Si me alejo de regazo
Tú no te alejes de mí.
Si me despisto y no te rezo,
no dejes de hablarme.
María;
si te miro y olvido a Jesús
llévame hasta El.
Si no te miro y sólo miro a El
que, El, me lleve a Ti.
María;
haz un hueco en tu corazón y en tu alma
para que, junto con Jesús,
pueda habitar y crecer en esperanza.

María;
si me enfrío, llévame a tu encuentro
si me aparto, rescátame
si dudo, hazme reflexivo
si tropiezo, levántame.

María;
haz que nunca olvide
que tu grandeza y tu belleza
fue el dejarte moldear por Dios.

Amén.