sábado, 22 de mayo de 2010

PENTECOSTES


Jesús había establecido los fundamentos de la Iglesia en el curso de su vida apostólica, y le había comunicado sus poderes después de resucitar. Pero el Espíritu Santo debía completar la formación de los apóstoles y revestirlos de la Fuerza de lo Alto. Al reino visible de Cristo sucedía el reino invisible del Espíritu Santo, que venía a terminar y pulir la obra ya admirable de Jesús, "a renovar, la faz de la tierra".
Pentecostés celebra la primera manifestación del Espíritu Santo a los discípulos de Jesucristo.
Jesús había anunciado a sus discípulos la llegada del Espíritu Paráclito. Se apodera del Cenáculo el Espíritu Santo, y un viento huracanado que de repente sopla en torno y la aparición de lenguas de fuego en el interior, el gozo y la pérdida de temor, son las señales maravillosas de Su presencia.